Hola, mi nombre es Lucia tengo 19 años y soy
estudiante de la facultad de derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
El actual presidente e integrante del Partido
Revolucionario Institucional, es el señor de gran dentadura, Gustavo Díaz
Ordaz, mejor conocido como, la Changa Díaz Ordaz.
Hoy es 2 de octubre de 1968 y una de mis mejores
amigas y yo, nos dirigimos a la plaza de las 3 culturas en el barrio central de
Tlatelolco; Ahí nos disponemos a realizar un mitin en donde estudiantes de
preparatoria y universitarios pedimos de manera pacífica que se nos brinde un
poco de libertad de expresión.
El pasado 26 de julio dio inicio nuestra revolución,
salimos a la calle a marchar, ya que la juventud vivimos en un estricto régimen
de conducta; La manera de vestir, la música que escuchamos, como pensamos,
todo, es impuesto por nuestro gobierno. Nosotros dimos el primer paso y con
esto hemos dejando a nuestro presidente, con un mal sabor de boca.
El primero de septiembre, el descontento de parte del
gobierno se hizo público, tropas militares se dirigieron hasta las escuelas y
detuvieron a muchos de nuestros compañeros, afortunadamente los líderes de las
manifestaciones escaparon, entre ellos, Adrián, un chico que gracias a esta
situación he podido conocer, el, me gusta.
Creo que si seguimos de esta manera podremos llegar a
un acuerdo favorable para nosotros, no creí que tantos jóvenes pensáramos de la
misma manera, antes de esto, me sentía fuera de lugar, pero ahora que veo que
no estoy sola, puedo decir lo que me gusta y lo que no, teniendo por seguro que
por lo menos uno de mis compañeros, estará de acuerdo conmigo.
En algunos días más se llevaran a cabo los juegos olímpicos,
aquí, en nuestro país. A pesar de ser un evento de gran importancia, no vamos a
desistir.
Me sorprende que haya tantas personas, en un inicio
éramos estudiantes contra el mundo, jóvenes con una voz desesperada por ser
escuchada, ahora, se nos han sumado profesores, trabajadores e inclusive
nuestras familias. Esto es un impulso más, para nosotros, seguir al pie del
cañón.
La plaza de las 3 culturas es un lugar histórico y es
bastante amplio, son casi las 4 de la tarde, miles de personas han llegado y como
siempre ya hay militares en los alrededores, no falta mucho para que el mitin
de inicio y tampoco pasara mucho, para que termine.
Ingenua que fui; Pero quien se iba a imaginar que todo
se trataba de una trampa.
Mientras que nuestros líderes estudiantiles daban
inicio a la manifestación, un helicóptero se acercó de entre los edificios,
sobrevolando una iglesia que ahí se encuentra, de la nada este, dejo caer una
bengala verde. Todos mirábamos con extrañeza, realmente no sabíamos de qué se
trataba, o que era lo que nos esperaba. Muchos, se echaron a correr, quizás por
instinto y sin previo aviso, una ráfaga de balas golpeo a la multitud. Los
militares comenzaron a rodearnos, parecíamos un rebaño de ovejas
siendo guiado
hacia un acantilado y a una muerte segura.
Los disparos provenían del mismo edificio donde se
encontraba Adrián, mi amiga me jalaba fuerte del brazo, me encontraba en estado
de shock, mientras veía fijamente la ventana donde se encontraba el muchacho
que yo quería abrazar, el silencio de la multitud se volvió en una temible
sinfonía de balas, gritos y llantos. No podía moverme, veía anonadada como
muchos de mis compañeros caían al suelo, algunos muertos y muchos otros
heridos.
Mi mejor amiga estaba desesperada no quería dejarme
ahí, por reflejo me dio una fuerte bofetada ayudándome a reaccionar, aun sin
poder pronunciar palabra alguna corrimos lo más rápido que pudimos,
tropezábamos con cuerpos y nuestros pasos eran muy torpes a causa del miedo. Su
mano sostenía la mía con fuerza, claro, no por nada, éramos inseparables. Había
algo, una sensación extraña, poco a poco baje la velocidad, el mundo se movía
en cámara lenta, los gritos se convirtieron en ecos distantes y comencé a sentir mucho
sueño.
Lucia, era mi mejor amiga, ella, fue asesinada el 2 de
octubre de 1968 durante la manifestación pacifica en la plaza de las 3
culturas. Ella murió en mis brazos, nosotros estábamos en busca de un poco de
libertad, hoy en México las cosas son muy distintas, pero Lucia, ya no está
aquí para darse cuenta de eso. Sangre, ese es, el precio de la libertad.
Atte. Crono Axel